El ámbar no se considera un mineral, ya que es una resina fosilizada procedente de árboles, arbustos y otras plantas extinguidas. La resina de estos árboles se secó hace unos 40-60 millones de años, aunque se han encontrado piezas de ámbar mucho más antiguas. A veces el ámbar presenta inclusiones de restos vegetales o animales como flores, musgos, hormigas y mosquitos.
Gracias a estas inclusiones y a través de la paleontología se obtiene conocimiento de la vida de hace millones de años. El ámbar más abundante es el amarillo, naranja o marrón, pero también hay ámbar rojo, negro, blanco, azulado y verdoso.